Con estos objetivos y armas, Darvas viajó por todo el mundo presentando su baile en los principales teatros. Darvas se comunicaba con sus corredores mediante telegramas. Al regresar a Nueva York, ya con una pequeña fortuna (medio millón de dólares), Darvas decidió seguir invirtiendo pero desde una oficina de "Corredores" profesionales en esa ciudad. La influencia del medio de los corredores e inversionistas en Wall Street hizo que Darvas sufriera grandes pérdidas.
Ante esta crisis, Darvas decide volver a lo que le había funcionado: Alejarse del ruido de Wall Street. En febrero de 1959 se encierra en un hotel y otra vez el contacto con los corredores es por telegrama. Duerme cuando Wall Street trabaja, y trabaja cuando el mercado está cerrado, volviendo a centrase en sus objetivos y armas. Al salir del hotel en Julio de 1959, Darvas ya había ganado más de dos millones de dolares en la Bolsa de Valores.
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